UN NUEVO SALVAVIDAS PARA EL CINE CHILENO

No es novedad que escuchemos, tanto a los espectadores como a los especialistas en el tema, decir que el cine chileno es, definitivamente, malo. Si bien han existido películas que han causado furor, como Machuca, Sexo con amor y Violeta, en su gran mayoría fracasan inmediatamente. Por muy bueno que sea el elenco o por muchos efectos especiales que tenga, definitivamente para este arte NO somos buenos los chilenos.

Un punto que afecta en gran medida a los estrenos nacionales, es la poca afluencia de público que va a los cines. Esto, a pesar de que las grandes cadenas, como Cine hoyts o cine mark, hagan varios esfuerzos por acercar a la gente a sus salas. Si bien hay horarios donde las funciones son más baratas o se asocian con otras grandes empresas, como Movistar, para que los precios disminuyan, el costo de las entradas segmenta muy drásticamente la posibilidad de ir a estos lugares.
Por otro lado, competir con la supremacía del cine norteamericano disminuye las posibilidades de tener buenos resultados. Es muy probable que las personas prefieran ir a ver una película taquillera, en donde se han gastado grandes sumas de dinero en producirla y promocionarla, que ir a ver una película nacional sin grandes locaciones, actores y temáticas.
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